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Confesión sin absolución
22 de diciembre de 2025
Lo que pintaba como una charla espiritual, relajada y con clima de reconciliación terminó convirtiéndose en uno de los momentos más incómodos de la televisión reciente. Marina Calabró y Rolando Barbano visitaron La Divina Noche de Dante y, sin anestesia, revivieron el recordado desplante de los Martín Fierro… justo delante de un pastor que claramente no esperaba semejante nivel de sincericidio.
Mientras Dante Gebel intentaba sostener el tono reflexivo del programa, la pareja decidió ir a fondo y blanquear que en aquel momento estaban peleados, separados y con cero ganas de agradecerse nada. Barbano explicó, sin vueltas, que no correspondía ninguna dedicatoria porque la relación estaba rota, dejando al conductor con sonrisa tiesa y mirada perdida al infinito.
Marina, lejos de bajar el cambio, reconoció que el episodio fue genuino, impulsivo y sin cálculo previo. Admitió que recién después entendió la magnitud del silencio, los abucheos y el escándalo… aunque aclaró que no se arrepiente. En el medio, Dante escuchaba, asentía y seguramente rezaba por un corte a tanda.
El resultado fue una escena que combinó amor, reproches, catarsis y un pastor atrapado en medio de una terapia de pareja que nadie le avisó que iba a suceder. Televisión pura: incómoda, sincera y con ese gustito Bendita de “esto se nos fue de las manos… pero qué bien salió”.
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