Así está hoy el "hombre gato", condenado por el doble femicidio de su madre y su tía
En 2019, fue detenido y en 2021 condenado y declarado culpable. Hoy pasa sus días en un neuropsiquiátrico. La palabra de su abogado y un extenso análisis de lo sucedido y su perfil psicológico.
28 de agosto de 2022
A inicios del 2019, un ingeniero civil israelí de 39 años llamado Gil Pereg fue detenido por el doble femicidio de su mamá y tía israelíes. Ellas eran Pyrhia Sauroussy de 63 años (madre) y Lily Lea Pereg de 54 años (tía).
Él vivía en la República Argentina desde hacía ya cerca de 10 años, específicamente en una vivienda ubicada en el municipio de Guaymallén (provincia de Mendoza). Sus familiares habían ido a visitarlo desde Israel, puesto que hacía varios años que no se veían. Llegaron a Mendoza y se instalaron en un departamento. Días después, el 12 de enero, fueron a visitar a Gil a su casa: un terreno con estado de evidente abandono y una vivienda bastante precaria en donde él residía junto a 37 gatos. Ingresaron, pero jamás salieron.
Las mujeres desaparecieron y él simuló buscarlas. Incluso, había realizado una denuncia en la policía local por su desaparición. "Estoy seguro de que les paso algo malo, no pueden desaparecer una semana y que no haya pasado algo malo. La pregunta es si están vivas o si están muertas", declaró Pereg en su momento a la prensa, mostrándose como con sensación de preocupación.
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En la jornada del 25 de enero, a poco de que ambas mujeres desaparecieron, la policía encontró sus cuerpos mutilados y enterrados, dentro de la propiedad de Pereg. Su madre había muerto estrangulada con un lazo y su tía fue asesinada de tres tiros con un revólver calibre 38. Ese mismo día, Gil fue detenido por el doble femicidio.
Pereg fue trasladado a una cárcel y allí comenzó a comportarse como gato. Por un lado, era recurrente verlo u oírlo maullar como felino y, por el otro, solía defecar y orinar en el piso de la celda que ocupaba en la unidad penitenciaria.
Su juicio comenzó en el mes de octubre del pasado 2021. Durante el proceso judicial, él demostró evidente dificultad para articular todo tipo de frases y/o palabras. Solo maullaba como gato, por eso, con el tiempo, se lo comenzó a llamar "el hombre gato". Un mes después, el juicio finalizó y Gil fue encontrado culpable por unanimidad, por el doble femicidio agravado por el vínculo. Fue condenado a reclusión perpetua. Actualmente, pasa sus días en el neuropsiquiátrico "El Sauce", en Mendoza.
En esa línea, el representante legal de Gil Pereg se refirió a la situación actual de su representado. "Todo ha sido muy difícil desde el comienzo. Lo que he notado es que, cuando habla con nosotros, no maúlla, pero sí lo hace cuando está en situaciones de tensión. Cuando se siente que no está, de alguna manera, protegido", inició el abogado Maximiliano Legrand en diálogo con el periodista Tuny Kollmann para Crimen y Misterio.
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Asimismo, él aseguró que algo en su forma de ser y actuar podría relacionarse con cómo se encuentra a nivel psicológico. "A veces, cuando llegábamos al penal, lo escuchábamos de lejos con los maullidos. Al hablar, los temas eran muy monotemáticos al principio. Solamente le interesaban los gatos, que eran sus hijos, que tenían que estar ahí. Era muy monotemático y ahí nosotros nos dimos cuenta de que había algo mal en su psiquis", dijo Legrand.
Avanzada la entrevista, el psiquiatra Enrique de Rosa se refirió al caso de Gil Pereg. "El gran problema es construir la identidad de un individuo en base a fragmentos. Todos somos, en algún sentido, un poco locos y un poco normales. Ahora, si yo quiero utilizar estas premisas menores en lógica de una manera, puedo decir 'fulano hizo esto y esto, por lo tanto, esto y esto'. Si uno lo da siempre descontextualizado, alguien pudo haber hecho algo sano o algo que parezca insano. Ahora, la construcción completa del cuadro es otra", destacó el doctor de Rosa.
